El olor a comida por la calle, las cámaras y el caos de las motos eléctricas y bicicletas, dan forma a cualquier ciudad china aunque en Shanghái todo esto se multiplica por su gran densidad de población. La escena del graffiti es escasa debido a que borran demasiado. Se pueden ver cosas de extranjeros que han resistido y algo de los pocos locales que pintan, aún siendo una ciudad superpoblada. Bienvenidos a la dictadura de China.