Esta vez nos acercamos al país vecino para darnos una vuelta por Oporto, una ciudad llena de desniveles en la que encuentras precios muy baratos, bocatas en los que el filete supera con creces el tamaño del pan y de la que no puedes marcharte sin comerte una francesinha. Una ciudad con una permisividad abrumadora con los fumables y donde tenemos que desmentir el mito que dice que las portuguesas son feas, MENTIRA!.

En cuanto al graffiti, se ve un claro contraste entre el centro turístico y la periferia, casi como en cualquier otra ciudad, con la diferencia de que en los barrios hay un alto número de edificios abandonados que se pueden pintar incluso a plena luz del día. Nos encontramos una escena activa que lucha casi a diario con las campañas de limpieza aunque gozan de unas carreteras repletas de parasonidos con mucho sitio libre. Nos alegró comprobar como Find y los ALQ, unos de los nombres que mas recordamos por su trayectoria en la escena de esta ciudad, se mantienen activos. Sin mas preámbulos, disfruta del paseo.