Nos pasamos por la más fiestera de las pitiusas, Ibiza. La isla magnética desprende magia, entre muchos lugares encantadores y sus grandes dosis de graffiti. Y aunque no hemos ido precisamente en plena temporada de verano, pudimos disfrutar de sus magníficas playas e infinidad de calas. Y como nos ocurre con muchas ciudades nos acabamos quedando con ganas de más, aunque nos recorrimos casi toda la isla bordeando la costa (prueba de ello son las más de 60 fotos que trae este post, donde no solo encontrarás acciones de lugareños), en definitiva, mucha más pintura en las paredes de la que esperabamos encontrar.
P.D: Nos fuimos sin ver ningún OVNI, a pesar de estar apostados un rato en Es Vedrà (el mítico islote que custodia la isla).