Veintitrés años después del proyecto inicial, acudimos a Elche para seguir de cerca el Proyecto Víbora II. Consistió una vez más, en centenares de escritores de todo el mundo que acudieron a la ciudad ilicitana para pintar los más de treinta y cinco mil metros cuadrados que siguen el cauce del rio Vinalopó.
El Proyecto Víbora visto desde dentro, se podría resumir en pocas palabras: calor, chicle, plástica, arena, rodillos, y enfermedad artística.
Por lo que nos dijeron varios habitantes de la ciudad, esos días fueron especialmente calurosos, lo que no ayudó a la hora de que cada participante rellenase su parcela (25x14metros). Gracias a que gran parte del río estaba iluminado, no fueron pocos los que esperaron a la caída del sol para dejarse ver a la orilla del río.
En los numerosos paseos por el río de cabeza a cabeza de la serpiente que se estaba gestando, pudimos ver la evolución de las piezas de gente como Jabba, Dems, Rois o Reno entre un sinfín de estilos diferentes, juzga por las instantáneas.