Nos fijamos en Teki, nombre que tarde o temprano siempre nos acabamos comiendo, ya sea en una persiana, en cualquier sitio de la calle, en un derribo con una pieza, con un tag en algún lugar inhóspito, o por acabar en su instagram. Sus piezas de palos, con rellenos de colores potentes, los motivos old school y la limpieza extrema en sus trazos no nos dejan indiferentes.
Un escritor que pese a no cambiar su nombre en años notamos que está en constante evolución, arriesgando con una letra nueva o una conexión loca. Eyes wide… Teki.