El pasado 17 de abril se celebró Pinta Malasaña, un evento organizado por Madrid Street Art Project y Somos Malasaña que consitía en darle pintura a cien artistas (tanto escritores como pintores acostumbrados al lienzo) que pintarían durante una misma jornada los cierres metálicos, escaparates de cristal o superficies de madera del céntrico barrio de Malasaña.
Hasta aquí todo suena más o menos normal, el problema más grave llega cuando hablamos de la superficie sobre la que pintarían estos artistas.

La previa, dos semanas antes (la mayor campaña de marketing hecha hasta la fecha por Skoda en España)

El viernes 1 de abril (dos semanas antes del evento) las calles Espíritu Santo y Corredera alta de San Pablo amanecían con treinta cierres pisados por otros escritores mercenarios contratados para una campaña publicitaria. Se falseaba una supuesta “guerra entre graffiteros” entre los partidarios de los coches, y los contrarios a ellos. La marca en cuestión no tardó en firmar la campaña con motivo de su última estrategia comercial. A continuación una muestra de algunos de los cierres que se llevó por delante la campaña publicitaria previa al evento de la discordia.

 
    

Y esto fue lo que apareció en su lugar (cierres que no tardaron en ser nuevamente pisados como repulsa a esta campaña).

Se acerca el evento

A una semana del evento, los participantes seleccionados reciben una fotografía de la superficie sobre la que deben pintar (pero de los cierres previos a cómo quedaron tras la campaña publicitaria). A continuación algunas de las superficies que debían pisar los seleccionados.

 

 Día 0, Pinta malasaña (pisa malasaña)

Durante el día del evento, lo que más nos chocó fue la cantidad de gente que inundó las calles de Malasaña, cámara en mano, para llevarse un recuerdo del día. Miles de personas abarrotaron las calles donde más de cien artistas pintaban sobre superficies en las que generalmente no estaban acostumbrados a trabajar, pintando sobre pintado en la mayoría de los casos. En los puntos donde más artistas trabajaban, especialmente en las calles Espíritu Santo y Corredera de San Pablo (casualmente en la zona de la campaña publicitaria), cada minuto se podían contar fácilmente un mínimo de veinte objetivos fotografiando las creaciones a lo largo de la mañana y de la tarde. Algo así como un zoológico humano donde miles de ojos se posaban sobre cada uno de los cierres y sus autores del día entre las minúsculas calles del centro, que siguieron funcionando sorprendentemente sin cortes de tráfico. En pocas horas más de mil ochocientas fotos se podían encontrar en instagram bajo el hashtag #pintamalasaña entre selfies, fotos artísticas, posados con los artistas mientras trabajaban, posados con otros cierres que nada tenían que ver con el evento y que habían perdurado años, o fotos del proceso de las acciones.
La plaza del 2 de Mayo, abarrotada, recordaba a los tiempos anteriores a la ley del botellón, o a las fiestas del 2 de Mayo antes de que Gallardón acabase con ellas. En definitiva, no cabía un alfiler. Tras la caída de la noche, el olor de spray desaparecía de las calles de Malasaña, que volvían a su realidad diaria.

Día 1: El graffiti contraataca

Veinticuatro horas después del evento, aparecían las primeras pisadas como era de suponer. Jóvenes e iniciados escritores, en su mayoría, no dudaron en aprovechar la ocasión para pintar sobre las obras recién terminadas, que se mezclaron con las de gente que ya tenía sus cierres mucho antes de todo esto.
En las redes sociales mucha gente se sorprendía de la velocidad con la que aparecían las primeras pisadas sobre pisado, pero los cierres del domingo no fueron los únicos caídos en combate.  

         
 

Situación actual (pisando sobre pisado para ser pisado)

En definitiva, ha pasado lo que era de esperar: un proyecto pensado para enriquecer el barrio económica, artística y socialmente a costa de las superficies en las que siempre ha reinado el graffiti, no podía acabar de otra forma. La iniciativa ha acabado enfrentando a escritores con escritores, y a su vez con otros escritores, donde gente que no está acostumbrada a pintar en la calle ha acabado siendo pisada por los que siempre han estado al margen de eventos, propuestas, y permisos, que encima se han visto sorprendidos por el afán de protagonismo de los más jóvenes, que se lo han tomado como un «barra libre» buscándose numerosos enemigos, desde los comerciantes a otros escritores menos novatos.

Nunca se gastó tanta pintura en un mismo espacio en tan poco tiempo. En dos semanas hemos visto cómo han pintado más de cinco personas sobre la misma superficie. Primero los escritores mercenarios contratados para pisar a otros escritores o sus propias acciones, después, la repulsa a la campaña, los artistas de pincel tapándolas con sus obras, y los jóvenes de la liga de la justicia después intentando colonizar nuevas superficies. Tanto cierres legales como ilegales, que llevaban años intactos, como acciones más recientes, han sido pisadas, hecho que ha puesto en el punto de mira a quienes pensaban que ya no había ley que rigiese la zona.

Balance

Como también era de esperar, teniendo en cuenta el enfado de los vecinos y comerciantes del barrio, los medios de comunicación se han hecho eco de la situación actual de las calles de Malasaña, y de la detención de uno de estos escritores, aprovechando la situación para mostrar zonas pintadas desde hace años como si estuviesen aún con la pintura fresca, y criminalizar más aún si cabe. Y teniendo en cuenta la tremenda actividad que se está viviendo estos días por las calles de Malasaña, la asociación de comerciantes de Malasaña ha iniciado una denuncia colectiva que lleva hasta la fecha más de ciento veinte denunciantes. Curiosamente, algunas de las persianas utilizadas para la campaña publicitaria no fueron pintadas en el evento, de manera que nuevos frentes quedaron abiertos a expensas de todo lo que se pisó el domingo. Esperamos que en caso de realizarse una nueva convocatoria, tengan en cuenta el problema que ocasiona pintar sobre pintado, y que gente que no está acostumbrada a pintar en la calle utilice unas superficies que están al alcance de todo el mundo, como ocurre todos los días.

Igual que ocurre con los grandes desastres naturales, tras la tormenta llega la calma, y ahora es solo cuestión de tiempo para que el río coja su cauce, aunque tengan que pasar varios años. Escritores pisados están reclamando lo que es suyo para que siempre quede clara una de las premisas que siempre han estado presentes en esta escena, los que pisan serán pisados. 

A continuación te mostramos una galería de imágenes para comprobar cómo estaba el barrio antes, y después de Pinta Malasaña: 

Antes:

Después: